Dentro de las bandas que irrumpieron como la nueva ola del metal de los noventa, Machine Head ha debido trabajar duro para ganarse su lugar. Con un estilo agresivo y potente, que mezcla distintas caras del heavy metal y el hardcore, la banda originaria de Oakland formada por Robb Flynn (voz y guitarra), Logan Mader (guitarra), Adam Duce (bajo) y Tony Constanza (batería), inició su travesía en 1992 para conseguir ese mínimo detalle que los hiciera sobresalir entre sus pares. Rápidamente reemplazan a Constanza por el baterista Chris Kontos y empiezan a consolidar su sonido duro y contagioso plagado de letras iracundas y destructivas. Su álbum debut “Burn My Eyes” (1994) logra conquistar a mucho público, lo que los convertía en el grupo debutante más vendido en la historia de su sello Roadrunner Records (ahora ese honor tuvieron que cedérselo a los súper-ventas Slipknot, quienes rompieron con todos los records). Ese prestigio que consiguieron con el gran debut lo ratificaron abriendo varios shows de Slayer y girando por Europa y América durante quince meses. Uno de los hechos que demuestra el nivel que estaba alcanzando la banda se dio cuando en 1995 fueron invitados a participar del Festival Castle Donington en Inglaterra junto a Metallica y White Zombie. Todo un suceso para una banda que tan sólo tenía un disco en circulación. Sin embargo pronto comenzaron los problemas con el genio auto-destructivo de Robb Flynn. Durante la gira Chris Kontos abandonaba la banda siendo reemplazado, momentáneamente, por Walter Ryan. Después de la gira Ryan se unió a Madball siendo sustituído brevemente por Will Carroll antes de que el ex Sacred Reich, Dave Mc Clain, se uniera definitivamente a la banda en 1996. Ya con una formación estable entraron a grabar su segundo álbum, “The More Things Change” en 1997, el que confirmaba su posición de noveles consolidados, pero que no mostraba la espectacularidad agresiva ni rabiosa del anterior. Ya en esos momentos la depresión y los sentimientos auto-destructivos de Robb Flynn se veían reflejados en la tensa relación interna del grupo, que explotó cuando Logan Mader decidió dejar la banda en 1998. Con Ahrue Luster en reemplazo de Mader y con un Flynn un poco más tranquilo y concentrado en el grupo, editaron su tercer disco “The Burning Red”, el que bajo la producción de Ross Robinson (Korn, Limp Bizkit, entre muchos otros) giraba los vientos sónicos de la banda hacia un metal más moderno y clasificable. Aunque ellos negaban la influencia del productor, el sonido cercano al aggro-rock delataba los nuevos rumbos de la banda. Sin embargo, igual mantuvieron esa agresividad descarada y el discurso incendiario que los caracteriza. Supercharger fue un punto de partida para Machine Head y no sólo musicalmente. Marcó la clausura no oficial de la relación de la banda con la rama americana de Roadrunner Records (relación que se completó oficialmente con el disco Hellalive), pero también supuso un esfuerzo plagado de dificultades, la menor de las cuales fue la que se publicara el 2 de octubre de 2001, escasas semanas después de los sucesos del 11 de septiembre. No ayudó el hecho de que el primer single del disco se titulara "Crashing Around You." La canción, que había aterrizado en la radio el 10 de septiembre y que se encontraba en los Top 5 Most Added, fue vetada casi inmediatamente. Las cosas se complicaron a partir de ahí, y al menos en Estados Unidos, parecía claro que Supercharger no tendría ni una sola oportunidad. Europa era una historia completamente diferente, la banda era cabeza de cartel de festivales de más de 25.000 personas como el East Germany's With Full Force. Sin embargo de vuelta a Estados Unidos, todos los aludidos -tanto la banda como el sello - sentían que se avecinaba una revisión de sus relaciones comerciales. Tras la situación de Supercharger, varias opciones de grabación por delante, y una reencontrada libertad para hacer lo que querían, Machine Head descubrieron que ahora sentían de una forma diferente en muchos aspectos, eran una banda nueva. McClain dice que la misión de la banda cuando empezaron a escribir Through The Ashes Of Empires estaba muy clara: "Escribir un álbum que nos hiciera sentir verdaderamente satisfechos musicalmente," dice. "Queríamos canciones más largas, off-time parts, leads. No nos preocupaba si esta canción o esa otra se iba a tocar en la radio o no." El imaginativo Mr. Flynn llevó a cabo la producción, por primera vez en solitario, mientras que Colin Richardson, una leyenda viviente que sabe algo sobre cómo grabar a Machine Head (por algo produjo los dos primeros trabajos de la banda, Burn My Eyes The More Things Change..., además de mezclar Supercharger), fue quien se ocupó de las mezclas. No es sólo que el sonido de Through The Ashes Of Empires sea magnífico, sino que la música posee una fuerza y un poder que rivalizan con aquellos primeros discos seminales. Pero no se trata de repeticiones, ni hablar. Machine Head es una banda que siempre se mueve hacia adelante, y está claro que todo lo que han aprendido sobre sí mismos y de la música que han hecho en sus cuatros trabajos de estudio anteriores, ha sido purificado y se refleja claramente en este nuevo disco. Y una vez más, dejemos que sea la pluma de Robert Flynn quien de paso a las letras más emotivas e intensas del metal. Mientras canciones como "In The Presence Of My Enemies" y "Imperium" transmiten toda la ira que podemos esperar de Machine Head, "Left Unfinished" presenta a Flynn en su momento más personal y abierto, al enfrentarse e sus temas más profundamente irresolutos, como su propia adopción, y los sentimientos de abandono que surgieron de ello. Con un nuevo álbum que retoma su antigua agresión, además de un nuevo guitarrista con conexión histórica a la banda (Phil Demmel tocó con Flynn en la clásica banda trash de la Bay Area, Vio-lence), Machine Head echa la mirada hacia atrás mientras continua moviéndose hacia adelante.
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